Un cuento riojano para la Educación Sexual Integral.
EL BUMBUM. El muchachito vino corriendo. En el vaivén de sus cortas piernas inseguras, el cielo se agrandaba y achicaba por encima de la gloria ambarina de los racimos maduros. Se paró de pronto y el asombro entreabrió su boca y le hizo soltar la rama con que hostigaba a su poderoso corcel de escoba. Observó un largo rato, honda, minuciosamente. Vio la saya morada con ribetes amarrillos que cubría esa armazón de músculos enjutos que era Ramón. Vio la cara llena de muecas que no sabía si sonreír o seguir luchando con la tartamudez que frenaba las palabras. Sus ojos se detuvieron, absortos, en el bastidor que sostenían esas manos cortas y callosas y del cual colgaba, lacia, la funda llena de letras y de flores bordadas con colores estrepitosos. “ Eso…”, ¿era Ramón…? El pelo hirsuto…esa húmeda mirada de bestia fiel, escondida tras las guiñadas y las muecas… Los anchos pies en las trajinadas alpargatas. Sí, era Ramón. ¿Pero…? Su desconcierto ...