Enseñar a Escribir. La escritura en el aula.

A escribir, se aprende escribiendo dice la premisa. Está comprobado que esto no es siempre cierto. La escritura es un ejercicio complejo de comunicación que requiere del escribiente una variedad infinita de habilidades que sólo pueden ser proporcionadas por los entornos educativos que generen un sistemático trayecto de experiencias. Un estudiante que acostumbra a escribir, no precisamente se convertirá en un escritor eficiente.
Con el avance de las comunicaciones en las redes sociales y la era de la digitalización, un estudiante promedio escribe mucho más que en otras épocas. Hoy se escribe mayormente desde el celular y la computadora. El problema radica en los ámbitos discursivos en los que se escribe. Es una escritura de habla cotidiana y registro informal. No es una escritura académica, ni literaria.
Como podemos observar, la escuela debe proveer a los sujetos las posibilidades de escribir en distintos formatos,especies o tipologías y generar las capacidades de interacción social mediante el discurso. El educador debe refundar su rol. Todo docente debe enseñar la escritura de su disciplina con la responsabilidad de articular la didáctica para favorecer el desarrollo de habilidades y no poner en la complicación irresoluta al estudiante.

¿Qué debe considerar un educador cuando enseña a escribir? 


  • El diagnóstico: es fundamental involucrar a los estudiantes en actividades de escritura sencillas para determinar el estado de situación del grupo y cuáles serán las decisiones estratégicas a tomar. 
  • El proyecto: cuando uno va a construir una casa, la tarea es tan importante, trascendente y duradera, que se busca a un arquitecto para que diseñe cada detalle de lo que se hará. En la escritura, el proyecto es imprescindible, para ejecutar con precisión eficaz cada acto pedagógico, debo ser el arquitecto de la obra. 
  • La motivación: el sujeto que aprende, tiende a desanimarse ante la complejidad de escribir, y escribir se convierte en algo tortuoso. Es importante encontrar los puntos de interés, generar las condiciones para la emocionalidad. La motivación es el botón que enciende el proceso autónomo de escritura. 
  • Andamiaje: los educadores deben tener un rol muy activo y protagónico. Deben conocer cada coma, punto, idea y ayudar a reflexionar sobre el lenguaje permanentemente. Se irá retirando a medida que el escribiente va adquiriendo las habilidades para realizarlo sin errores. Debe existir una retroalimentación constante. 
  •  Valoración: el educador está para despertar y formar en la capacidad de escribir determinadas disciplinas, por ello más que juez, es en primer lugar un motivador insistente de cada acto de escritura, acertado o desacertado. 
  • Retroalimentación: la escritura como proceso, desde el borrador hasta las múltiples revisiones, no es acabada. Necesita de las devoluciones del experto, a cada paso del escribiente, dejando en evidencia cada acción productiva o improductiva. 
  • Las consignas: estas son las bases esenciales de que los hechos de la escritura sean exitosos. No deben ser generales o carecer de descripción debido a que es tan amplio el campo de las especies textuales y sus estructuras que el estudiante podrá realizarlo, si abundan las precisiones de lo que se requiere. Éstas condicionan todo el proceso de acuerdo a lo que se propone el docente. El educador para ello, proveerá, la estructura, el formato, la intención, el propósito, etc.
  • Lo dialógico: el aprendizaje de la escritura académica o de disciplinas, es un proceso de interacción e intersubjetividades colectivas. Por lo que, se debe compartir con toda la clase, los avances y los retrocesos generando la posibilidad de reflexionar y sugerir los modos de acción. 
  • La bibliografía: un docente muchas veces puede tener el ingenio para inventar consignas, pero como el guionista de una serie que tiende siempre a estilizar sus episodios, el educador lo hace con los métodos, las estrategias y las consignas, por eso es imprescindible que pueda favorecer su enseñanza utilizando libros de educación donde un grupo de expertos a ensayado y propuesto una didáctica alternativa que se puede usar. 
  • El modelo: todo escritor necesita un modelo para guiarse en la construcción de su producto de escritura. Es prioritario que el educador sepa brindarle con una adecuada guía y orientaciones precisas un texto que sirva de referencia.
  • El aula: es el espacio más significativo y debe convertirse primero en un taller de la escritura y luego en laboratorio. El proceso de escritura debe ocurrir mayormente en el aula, el espacio donde un buen educador puede orquestar todos los aprendizajes. A la distancia sólo puede complementar. Salvo que el diseño de la educación a distancia esté bien articulado desde las plataformas virtuales educativas y los sujetos que aprenden hagan uso eficiente de esta vía. 

Es muy difícil, poder determinar la cantidad de otros factores que favorecen la escritura. En términos generales son estos. Pero si analizamos desde el punto de vista de cada especie textual, dentro de ámbitos discursivos, la realidad pedagógica de los planteos puede variar. La escritura empodera, genera coacciones que hacen al pensamiento progresivo y estimula las posibilidades de procrear comunicaciones más eficaces. Todas las propiedades utilitarias de una escritura académica, literaria o disciplinaria solo se pueden aprender en entornos académicos con un profesional que sepa armar  el teatro y dirigir la obra.

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