No los abandones.

Es triste ver los recursos con los que cuenta un joven hoy para armar su pensamiento del bien y del mal, para construir su percepción del mundo y de lo humano. Escribo esto, después de encontrarme con la penosa escena escolar en la que  algunos alumnos, dicen ser "neonazis", y actúan como tal, en una abierta y descarada veneración a Hitler. En un principio, pensé que eran meros hechos para conseguir la atención, pero luego descubrí que iba más allá.
La ignorancia es peligrosa y nociva a la vida en comunidad. ¿Qué sucede con nuestros jóvenes que no pueden desarrollar una sensibilidad social? ¿por qué la escuela no puede revertir los comportamientos agresivos y los pensamientos segregacionistas? ¿Cómo educa la familia?
La comunicación familiar ha sido corrida del eje de la formación en valores, para quedar en el centro, la del uso del celular; esa ventana al mundo de la información sin depuraciones, de libre degustación y donde padres y madres, no tienen el más mínimo acceso, ni si quiera pueden imaginar, lo que un joven consume, escucha, valora o comparte. El universo adulto, los tiene tan ocupados, que apenas pueden crear las situaciones para mirar juntos y formar un pensamiento altruista.
Hay muchos adolescentes abandonados, librados al albedrío en las decisiones más importante para ingresar al mundo adulto. No sólo tienen permitido, vivir la sexualidad, los vicios y las subversiones, sino que en ocasiones son alentados por sus padres, quienes han perdido autoridad por algún hecho en particular.
Sin orientación se convierten en entes superficiales insensibles, repitiendo comportamientos alentados por las redes sociales.
Tenemos que recuperar el protagonismo del diálogo cara a cara en la familia, para comunicar con afecto lo que está bien y lo que está mal, para enseñarles a levantar la cabeza del celular y ver la verdades del mundo en el que tienen los pies. No abandonen a sus hijos ahora. No es sólo la infancia la que necesita de ayuda, también y tal vez más aun, la adolescencia.
Los jóvenes están perdidos en un océano de información, construyendo su identidad y sobreviviendo al caudal inmenso de emociones que los atraviesan.
Es alarmante, pero penosamente cierto, los adultos han abandonado a los adolescentes, porque ellos han encontrado también su opio (recordando la frase de Sábato, la TV, es el opio del pueblo) y la distancia puede ser irremediable.
Para terminar les relato lo que un alumno me dijo: "Estaba mi madre con el celular, entonces yo le pregunté si había leído la nota del escuela. Ella no me contestaba, pero reía. Le repetí una vez más, si la había leído. Ni me miró. Entonces saqué el celular y le mandé un mensaje. Ella volteó y me miró. Me dijo que sí que cuando venga mi padre verían como ponerme de penitencia y siguió en lo suyo." La nota que había llegado a esa casa, era de la administración y decía: "Estimados tutores...su hijo no ingresará mañana al colegio, si no viste el uniforme correspondiente y paga la cuota que adeuda hace tres meses"

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