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Mostrando entradas de febrero, 2018

Pequeño Infierno florido.

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“ Te regalan un pequeño infierno florido, un a cadena de rosas, un cala bozo de aire(...) Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar (...) j con los demás (...) . No te regalan un reloj , tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.” Julio Cortázar Me pregunto; ¿qué hubiese pensado Julio Cortázar del Celular? Es verdad que es triste y mundano, atar el tiempo a tu cuerpo para que te someta a su tortura cruel de cautiverio. Más aún, lo es permitir que el pensamiento propio sea un software de la voluntad consumista. Dejar que las grandes corporaciones instauren el chip hedonista en tu cerebro para que creas que la felicidad se asocia con sus productos. Y así convencerte que aquello que compraste el mes pasado, es viejo y pasado de moda. . Cuando te sientes obligado a comprar lo que ya tienes, y a veces la economía personal, no te lo permite; nace el monstruo del infierno florido

Filosofía de la conformidad

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Platón   se presentó ante la muchedumbre y con un manzano pequeño hizo un gesto para ganar el silencio. Relucía su brillo deslumbrante. “Observad” dijo a todo el público presente. Arrancó el fruto de un solo tirón y lo puso en un plato de madera. Filón que se encontraba desde el otro lado de la ventana del tiempo observó sin mueca alguna. Con una navaja, Platón, cortó la manzana en dos partes y dijo: -“he aquí la verdad del universo del hombre-“. Y la plebe levantó fervorosa en un grito multitudinario, coreando al gran sabio, que lo resolvió todo en pocos segundos y con un esfuerzo no mayor. Filón se acercó algo pensativo y distante. La muchedumbre que daba eufóricos gritos fue desinflándose gradualmente como el crepitar de un fogón que se extingue. Arrancó otro fruto y con el mismo instrumento lo rebanó en tres partes. Ahora, la plebe estaba confundida, aturdida y molesta. Tal vez sentían algo de deshonra. Pero un anciano que no tenía nada de extraordinario, ni siquiera e

El Asesino de Dios.

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En el oscuro recinto del psiquiátrico; la humedad mortecina, el frío atroz y su endeble voz repitiendo “Dios ha muerto…Dios ha muerto”. Camina de un lado hacia el otro de la exigua habitación, buscando la solución real a su pensamiento. De pronto las alucinaciones son cada vez más reales. Frente a él, Zaratustra; Jesús y Mahoma. Se vuelve hacia ellos y les repite   “Dios ha muerto…Dios ha muerto”. Ninguno le contesta, s ó lo lo miran con sospecha. Uno de ellos se acerca lento . É l comienza a gritar desesperado, que se aleje, pide, ruega, llora; mientras hace pasos hacia tras. De pronto, siente el helado muro en su espalda y Jesús, le dice: “Dios no ha muerto… nos ha abandonado”