Reseña Literaria “El Duelo” Joseph Conrad
Título: “El duelo” o “Los duelistas”
Autor: Joseph
Conrad
Traductor: Amelia Allende
Publicación: 1908
Edición: 2010
Páginas: 163
Editorial: Andrés Bello
Narrativa de
los hechos:
Era
los tiempos de Napoleón Bonaparte, hacia 1806. Napoleón estaba en su apogeo de
conquista, pero la historia tendrá la centralidad en la contienda absurda entre
dos de sus oficiales, Fereaud y D ‘Hubert, quienes insólitamente se retan y
baten a duelo durante más de quince años.
La
novela corta, comienza con el oficial D ‘Hubert, quien recibe la orden del
General de apresar a Fereaud, un oficial que había malherido en un duelo a un “civil”
con influencias.
Cuando asiste a la casa de éste, una criada que en todo momento la describe y se la exalta por su belleza, se niega en un principio a dejarlo pasar o dar información sobre Fereaud, pero al final termina confesando que éste se encuentra en la casa de una noble, distinguida madama.
D´Hubert
acude a la casa e irrumpe en una conversación que Fereaud tiene con Madame Lione
y lo obliga regresan a la casa y en el jardín, Ofuscado, enfurecido y ofendido,
Fereaud reta a duelo a D´Hubert, quien se siente obligado, aunque le parezca
humillante que alguien de su hombría y honor se bata a duelo con un teniente de
caballería hijo de herreros tan despreciable en sus actitudes. Por honor,
combaten y D ‘Hubert, deja malherido a Feraud quien queda desangrando en el
jardín de su casa entre los gritos de la criada que repudia agresivamente a
D´Hubert. Éste decide caminar hacia la casa de un famoso médico de las huestes
francesas, quien toca la flauta. Luego de reposar su instrumento recibe al
oficial D´Hubert, quien le cuenta lo sucedido y le indica dónde debe ir para
atender al convaleciente Fereaud. Él médico no hace muchas preguntas, pero
imagina ya lo ocurrido y acude a la casa de Fereaud y logra salvarlo. Desde
entonces, en el transcurso de la historia de Napoleón y sus conquistas, estos
oficiales se batirán a duelo, año tras año.
Mientras
sus carreras militares van en ascenso, la contienda sigue y se hacen famosos
entre las huestes francesas por la disputa por la que todos tienen curiosidad
de saber cuál es la causa.
El tiempo transcurre entre las
batallas de Napoleón y los duelos en los que algunas veces se reparten las
victorias quedando mal herido una que otra vez. Cuando D´Hubert se ve algo
grande y sólo, extraña a su hermana quien le envía cartas y le dice que le
buscará alguien con quien casarse. Su hermana se casa y en esa fiesta conoce,
ya siendo un General, conoce a Adela con quien se compromete luego.
Vuelve a la guerra, sigue el mito
sobre la contienda entre Fereaud y él. Se vuelve a batir en duelo por una
última vez.
Ya hacia el final de sus carreras
militares, la era napoleónica ha terminado y D´hubert contempla la belleza, la
juventud y la delicadeza de Adela con quien se casará en pocos días por lo que
en vísperas de ese casamiento, a pocos días, vuelve recibir un reto por parte
de Fereaud. Angustiado por la insistencia, por el desafío a su honor, por lo
absurdo de la petición y porque esta vez que tenía un motivo austero por el
cual vivir como su amor por Adela, se angustia pero decide darle final a esta
historia. Le cuenta al “Chevalier” tío de Adela todo lo que pasa. Le pide que
sea su padrino de duelo y éste se niega.
En la madrugada muy temprano, sale al
lugar acordado para el duelo, sin padrinos, con una tranquilidad cotidiana.
Corta dos naranjas. Una la come en el camino otra para el viaje. Cuando llega
al valle, se sienta en una roca a comer naranjas hasta que llegan los padrinos
de Fereaud. Lo interrogan, le dice que está solo y se disponen con dos pistolas
cada uno a comenzar el duelo. Contaban
con tres tiros cada uno.
Ambos erran el primero, Fereaud hace
el segundo y cree haberle dado puesto que D´Hubert, tiene un mareo y cae detrás
de un árbol dejando al descubierto sus pies. Feraud no ve en este gesto más que
el éxito de su disparo puesto que le resulta imposible que un General tan
avezado sea tan imprudente. Decide acercase lentamente hacia el árbol. Cuando
está cerca, D´Hubert sale de frente y hace su último disparo. No logra acertar.
A D´Hubert le quedan dos tiros, pero las armas están al pie del árbol no las
tiene en la mano. Las recoge y Fereaud le ordena, le grita y lo increpa para
que le dispare. Es ahí donde aprovecha para terminar D ´Hubert con la contienda
por medio de un reto de honor donde le dice que a partir de este momento será
él que decidirá por honor cuándo disparar y que debe esperar a su llamado. Así
logra acabar con los insistentes retos de Feraud mientras está casado con una vida
en paz.
Cuando vuelve de la contienda a la
casa de la hermana donde estaba residiendo, se da cuenta del revuelo que se
vive en ella en horas tan temprana de la mañana. Resulta que Adela, enterada
del duelo, caminó, kilómetros y kilómetros para llegar a casa de la hermana y
contarle que su prometido había partido a la contienda. Esto acelera la pasión
entre ellos y él la carga en andas regresándola.
Se casan, tienen hijos, viven felices
y D´Hubert siente nostalgia por Fereaud quien en la ruina y desposeído de los
beneficios militares por su ruin comportamiento durante los años, no deja de
odiar a éste. D´Hubert envía una carta final esperando una reconciliación,
puesto que siente gratitud con este porque siente que debido al hecho su pasión
con Adela se aceleró. Fereaud, no sabe que su enemigo es el que paga la pensión
y otros gastos para que esté a salvo.
Responde a la carta de su oponente
diciéndole que guarda el arma cargada en un cajón esperando que éste decida
terminar el duelo.
Apreciación de la
obra literaria:
El escritor ya se caracteriza por una
prosa contundente y por un manejo moderado de los climas. La contextualización
de la obra en la travesía napoleónica, no tiene mayores implicancias, ni la
centralidad explicativa del relato.
El antagonismo entre los personajes no
es extremo. Se entiende que el escritor sostiene que la diferencia en la
descendencia de los personajes determinará ciertas formas de comportarse entre
burdas y caballerescas.
D´Hubert, el héroe, de comportamientos
más honrados; se ve constantemente obligado a corresponder a los retos de
duelo. Fereaud, más de vida desordenada, hijo de herreros, proviene de los
suburbios y nunca declina en su odio que no manifiesta causa explicita.
Se podría decir que puede estar basado
en el recelo a la sociedad más privilegiada, a las ofensas que le propinó
D´Hubert, que tampoco fueron exacerbadas, al rencor que un oficial, teniente o
general del ejército francés no ame con devoción al emperador; motivo por el
cual más me inclino debido a que lo expresa en la última carta cuando le
reclama que no le puso a su hijo el nombre de pila de Napoleón.
Es un relato corto, de ritmo
acelerado, sin detenerse lo suficiente en descripciones ampulosas, pero con la
precisión de recrear escenarios, paisajes, y lugares con la urgencia propia del
relato.
Propio de su habilidad narrativa es la
presentación anímica de los personajes. Pinta con mucho talento, la escena del
duelo final donde D´Hubert se encuentra comiendo naranjas sobre una roca. Aquí,
en pocas palabras, con una pincelada corta, nos muestra un personaje en
situación de tranquilidad, de resignación, de cotidianidad ante su larga vida
de violencia. El héroe de la novela esta frente a una ocasión de muerte y del
destino con un total desdén y desinterés mostrando lo absurdo de muchos de los
actos de la época.
El duelo y la venganza han sido y
siguen siendo los conflictos narrativos que han inspirado a innumerables
novelas y películas y más; si bien parece un recurso que siempre funciona para
atraer lectores, no suele suceder cuando el escritor carece de habilidades como
las antes mencionadas.
La obra es criticada por simplista sin
poder observar con profundidad el trato filosófico del comportamiento de los
protagonistas quienes se necesitan en ese destino que juntos escriben sobre sus
vidas. Son guerreros, soldados que se valen de la violencia cotidianamente y la
necesitan. Se alimentan mutuamente de eso. De hecho, uno de ellos, siente vacío
después que las contiendas terminan, siente que su vida tiene menos sentido.
Es decir, en esta ocasión los personajes,
le encuentran sentido a sus vidas, en el duelo, en la contienda y la energía
que ponen durante años en esto está sostenida por el odio, el rencor, en la
demostración de valor y honor; cuando esto se acaba, D´Hubert, principalmente,
siente el vacío de esa pérdida.
Sencilla en el entramado, pero
profunda en la presentación de algunas miserias del ser humano cuando odia o
decide emprender los largas y excesivas batallas en el tiempo por absurdos
conflictos.
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