El Silencio de la Agonía.
Rebeca puso la pava a calentar, con la esperanza honesta y entusiasta de un mate. Siete décadas, ocho meses y cuatro días presenciando el giro interminable del planeta; su hermana postrada, tres años mayor que ella, tendida sobre la vieja cama de sus padres en aquella casa paterna, donde, cuando niñas jugaban a "la escondida". Sabían perderse muy bien en los laberínticos pasillos de la vetusta casa. La ciudad se prepara para los festejos. Su aniversario despierta la languidez acostumbrada. Ruth desde la cama, apenas puede mover sus ojos; un Accidente Cerebro Vascular, le limitó la humanidad. Sigue con la mirada a Rebeca como un rito acostumbrado , contemplando todas las atenciones que tiene hacia ella. Una pena y una tranquilidad la acometen. Pero su cuerpo ya no sirve para expresar emociones. De pronto, un pensamiento atormenta su sosiego. “ ¿Y si fuese ella la que muere primero?” I nmediatamente se negó. Lo veía imposible. Ese 20 de agosto de 2016, la ciud