Axiomas para ser Profesor.





Definir esta labor, que no es para nada posible, de seguro que se hace desde los marcos teóricos y las experiencias educativas que cada docente tenga. Desde ese mismo lugar me refiero a ella en este sencillo aparatado.
Para comprender trataré de reducir la operatividad de la profesión en algunos axiomas.

1.      Leer, comprender e interactuar con la cultura que condiciona los discursos que se leen y escriben en el mundo de los educandos.

2.      Leer, cuestionar y someter a pruebas científicas, las modas pedagógicas.

3.      Seleccionar discursos que fomenten la creación de nuevas posibilidades de expresión.

4.      Desarrollar la sensibilidad y la empatía con la realidad personal de cada alumno o alumna, y sobre todo con el entorno que lo define.

5.      Entender a la disciplina como fenómeno, facultad o capacidad para intervenir en el mundo que lo rodea con un fin común, universal y humanitario.

6.      Ceder los espacios y el tiempo con la humildad de considerarse un andamiaje periférico al desarrollo de capacidades y conocimientos de los estudiantes.

7.      Evitar la egolatría, la competencia desmedida y vana desenfocando el verdadero objetivo humano de la educación.

8.      Voluntad férrea a la indagación, al descubrimiento, al estudio, al crecimiento y la reflexión sobre los hechos del conocimiento y los valores, no abandonando nunca la centralidad por la que existe la profesión; los ciudadanos.

9.      Actitud de entrega desinteresada, en un puro acto de solidaridad y caridad, sin esperar rédito, ni fundar esperanzas de gratitud por la labor.

10.  Venerar la vocación, pero no olvidarse sujetos con obligaciones, derechos, anhelos, sueños, y ansias de vivir la vida plena como cualquier otro ciudadano.

11.  Aprender a resignar, vicios, manías, emociones que contrarresten a la humana relación entre profesor y alumnos.

12.  Autoevaluarse con todo el rigor, con toda las sistematicidad, con toda la objetividad posible, escuchando la propia voz y la de los otros.

13.  Medir los triunfos, no por los halagos, ni por las medallas o trofeos, sino por los resultados adquiridos por los estudiantes en la práctica de todos los conocimientos y capacidades adquiridas de su trabajo. 

14.   Reinventarse, renovar, acabar los medios para conseguir la creatividad y la adaptación a la vertiginosa realidad que nos configura.

15.  No permitir que los discursos de poder sometan la condición humana de comunicación a una relación de esclavitud, sometimiento, sumisión a los intereses económicos de los grandes grupos. Es por eso que el docente debe propiciar las herramientas mágicas para descubrir todas las falacias del discurso político que entra al aula.

16.  No permita que los juzguen o sentencien personas que no tienen la formación pedagógica o profesional sobre su sistemática labor para emitir juicios adecuados.

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