sábado, 17 de febrero de 2018

Pequeño Infierno florido.




“ Te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire(...)Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar (...)j con los demás (...). No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.”
Julio Cortázar

Me pregunto; ¿qué hubiese pensado Julio Cortázar del Celular?
Es verdad que es triste y mundano, atar el tiempo a tu cuerpo para que te someta a su tortura cruel de cautiverio. Más aún, lo es permitir que el pensamiento propio sea un software de la voluntad consumista.
Dejar que las grandes corporaciones instauren el chip hedonista en tu cerebro para que creas que la felicidad se asocia con sus productos. Y así convencerte que aquello que compraste el mes pasado, es viejo y pasado de moda.
.Cuando te sientes obligado a comprar lo que ya tienes, y a veces la economía personal, no te lo permite; nace el monstruo del infierno florido, la miseria del neoliberalismo, su peor engendro, capaz de sentenciar el cáncer de la infelicidad a millones de almas confundidas.
Ese monstruo, genera la frustración por lo material que no se tiene, el sentido vano, fútil y estrafalario de la competencia y deja a las víctimas adormecidas diciéndoles: “Consigue más dinero perdedor; sino lo haces no podrás comprar la felicidad que vendo”
La falsa felicidad se ofrece en grandes banners, en la televisión, en la radio, en los fragmentos de vida expuestos en las redes sociales. Nos quieren confundir que eso es la felicidad, tener lo nuevo.
Hay un “big bang” de tiempo, cuando colisiona el tiempo virtual con el natural. Dos cuerpos a centímetros de distancia se comunican menos y están más solos cuando encienden sus celulares.
Enseñaron a la generación venidera que la felicidad tiene que ver con tener, no con ser.
Steven Jobs dijo “mi sueño era crear algo que sea tan imprescindible para el ser humano, que lo sienta parte de su cuerpo, como un brazo y no pueda vivir sin él”  y vaya que si lo logró y él ganó millones y muchos perdieron más.
Dejo en claro que éste no es un texto antiprogresista contra la tecnología, de la cual necesitamos. Simplemente cuestiono la falta de conciencia que permita recuperar nuestra autonomía y salvar de la angustia a todo aquel que no puede acceder a la falsa felicidad del infierno florido.
Creo que cuando te obligan a comprar el último celular, o lo último de moda en ropa, o lo que sea; no eres tú el que compra, más bien eres el vendido. A ti te compran para el festín de los grandes buitres, los poderosos magnates y luego rifan tu felicidad a su precio.

viernes, 16 de febrero de 2018

Filosofía de la conformidad




Platón  se presentó ante la muchedumbre y con un manzano pequeño hizo un gesto para ganar el silencio. Relucía su brillo deslumbrante. “Observad” dijo a todo el público presente. Arrancó el fruto de un solo tirón y lo puso en un plato de madera. Filón que se encontraba desde el otro lado de la ventana del tiempo observó sin mueca alguna.
Con una navaja, Platón, cortó la manzana en dos partes y dijo: -“he aquí la verdad del universo del hombre-“. Y la plebe levantó fervorosa en un grito multitudinario, coreando al gran sabio, que lo resolvió todo en pocos segundos y con un esfuerzo no mayor.
Filón se acercó algo pensativo y distante. La muchedumbre que daba eufóricos gritos fue desinflándose gradualmente como el crepitar de un fogón que se extingue. Arrancó otro fruto y con el mismo instrumento lo rebanó en tres partes. Ahora, la plebe estaba confundida, aturdida y molesta. Tal vez sentían algo de deshonra.
Pero un anciano que no tenía nada de extraordinario, ni siquiera el nombre, por lo que no podré recordarlo jamás, se acercó al centro del escenario, presuroso y seguro. Tomó del árbol dos manzanas, una pequeña y otra un tanto más grande. A la pequeña la cortó en cinco partes y la más grande la rebanó en nueve. Entonces exclamó:- “en realidad, depende de la dimensión del fruto”. Y toda la plebe aplaudió a Platón.

jueves, 1 de febrero de 2018

El Asesino de Dios.



En el oscuro recinto del psiquiátrico; la humedad mortecina, el frío atroz y su endeble voz repitiendo “Dios ha muerto…Dios ha muerto”. Camina de un lado hacia el otro de la exigua habitación, buscando la solución real a su pensamiento. De pronto las alucinaciones son cada vez más reales. Frente a él, Zaratustra; Jesús y Mahoma.
Se vuelve hacia ellos y les repite  “Dios ha muerto…Dios ha muerto”. Ninguno le contesta, sólo lo miran con sospecha.
Uno de ellos se acerca lento. Él comienza a gritar desesperado, que se aleje, pide, ruega, llora; mientras hace pasos hacia tras. De pronto, siente el helado muro en su espalda y Jesús, le dice: “Dios no ha muerto… nos ha abandonado”

  Reseña Literaria Título: Fahrenheit 451 Autor: Ray Bradbury Traductor: Marcial Souto Editorial: Penguin Random House Grupo Editori...