sábado, 1 de noviembre de 2014

La Otra Esclavitud:


Cierto día de evaluación. Entro al aula y me dispongo a distribuir los exámenes, cuando veo en la pizarra, escrito en caracteres bien grande, una frase: “Profe, la verdad nos hará libres y la verdad es que nadie estudió”
Tomé una tiza y de inmediato, escribí debajo: “La verdad los hizo libres de la mentira; ahora son esclavos de la ignorancia” y entregué uno por uno los exámenes.
De todas las formas de esclavitud, la ignorancia es la más letal, puesto que pasa desapercibida en la gran porción de gente confundida.
El poder, está en manos de los que adquirieron el conocimiento y muchas veces ellos, se nutren del desconocimiento popular, la inocencia y la ignorancia de los demás. Sino cómo se explica tener enchufados mediante planes sociales, a tanta gente para conseguir votos. Personas que son víctimas de una dádiva desmedida que les atrofia sus capacidades, sus dones, sus vocaciones.
El epicteto de Aristóteles “El conocimiento es poder” es demasiado antiguo. Desde aquellos tiempos, se sabía el valor que tenía el conocimiento para conseguir y para dominar a otros.
Si bien el estudio, no siempre garantiza el conocimiento, los que organizan la sociedad, los que proponen las reglas del juego, los que dispusieron los éxito o los fracasos de vida desde lo económico, no tienen contemplación alguna: “El que no produce, no sirve para esta gran maquinaria” y para producir debe estar capacitado y para ello, se necesita un título que te acredite para hacerlo.
Mucha gente pobre entra en el círculo vicioso de la esclavitud que engendra la pobreza. Ya lo sostenía Marx en su teoría sobre el capital. Lo que es más crítico hoy es contar con la complicidad del estado.
Los pobres, no pueden recibir la educación suficiente para forjar conocimientos científicos, críticos y sociales que les permitan salir de la caverna. Recordando aquel antiguo mito de Platón para explicar la teoría de los dos mundos. El que no sale de la caverna para conocer el otro mundo, el originario, el que los seduce y los domina, será eternamente esclavo del sistema de consumo y del salvaje aparato de corrupción que les succiona la vida y vivirá y morirá creyendo que el único universo que existe es el de su caverna.
El estado, organizado y regulado por políticos ya abandonó la preocupación de brindarle al pueblo las herramientas para analizar y revertir la realidad patria en la que se encuentra. ¿Será que para conseguir unos votos, no necesitan sujetos pensantes?
Querido estudiante, si el estado, la familia, las grandes empresas que dominan al mundo y gobiernan las políticas globales, no se preocupan por ustedes y sus conocimientos o su esencia humana; entonces, ¿quién? ¿qué harán cuando descubran que nadie se preocupó lo suficiente por su formación?,  y es por eso que no pueden acceder a niveles de formación mayores, como para conseguir un trabajo digno y salir de la miseria intelectual y física,  a la que nos tienen sometidos.
La escuela, debe enseñar que la libertad no es una elección de opciones de consumo, sino un ejercicio de producción de un nuevo modelo de vida y de sociedad, que no excluya, que no destruya la integridad del medio ambiente y el prójimo.

No estudiar es dar ventaja a los opresores. No estudiar es rendirse ante la maquinaria infernal de los que dominan al mundo y poseen todas las riquezas. La esclavitud, tiene muchas formas. No te duermas. Sin ofender. Si no quieres conocer, estudiar, aprender; ponte cómodo en tu madriguera, porque allí vivirás y morirás junto a los tuyos creyendo que eso es todo lo que hay para ti.

martes, 12 de agosto de 2014

Los Jóvenes de Espalda al mundo.





Kabir levanta la mano. La clase debate sobre los males del mundo, la droga, la delincuencia, la falta de bondad, la envidia, la corrupción. Sus compañeros no se percatan que él lleva unos segundos con la mano en alto.
Lucas, le da un codazo a Joaquín y le dice, “mirá Kabir quiere opinar” de pronto, en lapsos de unos segundos, con muy pocas intervenciones del profesor, sus compañeros le dan espacio para que hable.
-         Lo que pasa…es que todo está perdido. Nosotros no podemos hacer nada. Nosotros solos no vamos a cambiar el mundo. Somos jóvenes, debemos interesarnos por cosas que tienen que ver más con nosotros: salir, divertirse, festejar…
No todos, de hecho su grupo más cercano, validó su afirmación. ¿Cuál es la responsabilidad social que les atañe a los jóvenes?
Reconocieron que gran parte de la juventud tiene intereses que tienen que ver poco con compromisos sociales.
En la actualidad muchos de los adultos coinciden en definir al joven de hoy como un despreocupado social, un desinteresado por los males que aquejan a su familia, el barrio, la localidad, la provincia o el país. Despiertan una especie de nostalgia hacia la juventud de los años “70”, “80” o “90”.
Tanto en la década del sesenta como en el setenta, la juventud estaba comprometida con la política, con las ideologías, con los movimientos sociales; había un interés social y poético expresado con claridad en la impronta del rock y los intereses militantes, en estos tiempos.
No obstante, en la actualidad los condicionamientos económicos; hecho éste que generó la dependencia de los progenitores hasta edades muy avanzadas, es uno de los causales más frecuente del letargo. En algunos casos, llegan a formar familia, sin tener todavía su hogar propio y ni siquiera un salario. Es decir, viven sin apreciar la verdadera necesidad de la responsabilidad social.
Otro causal, importante es el mundo virtual. El cataclismo provocado por las redes sociales, generó la abulia, y el desinterés por la realidad natural.
Quiero explicar esto con claridad. Existen dos realidades en las que un joven está inmerso. La realidad virtual y la realidad natural.
¿Por qué decimos que no pueden ser la misma? Porque una se desarrolla en el plano del pensamiento y la inactividad física y la otra requiere de acciones reales, de movimientos corporales para el mantenimiento de la armonía.
Pongo un ejemplo cercano. Ante los exacerbados problemas con el agua potable hace un tiempo, se organizó por facebook un encuentro popular para manifestarse y protestar por la potabilización. La iniciativa facebook, reunió a más de 4000 seguidores. Llegado el día de manifestarse, sólo había allí 250 personas. Los demás siguieron anclados a sus computadoras siguiendo los hechos.
Con los jóvenes pasa algo así. La vida les pasa frente a sus narices, mientras ellos están conectados. Cuando se enchufan, pierden la noción del tiempo, del espacio y de los seres del mundo natural.
Sólo acuden a la realidad natural para seguir construyendo su imagen social en las redes mediante la secuenciación fotográfica. Esto ha condicionado la forma de vivir y de actuar de las nuevas generaciones.
En realidad, no estoy atacando el empleo y los beneficios de las redes sociales; simplemente propongo el equilibrio, la parsimonia y la moderación en el uso.
Se imaginan a todas las personas del mundo viviendo únicamente realidades virtuales, sin que nadie se ocupe de lo mundano, de lo terrenal: como un verdadero “Matrix” o como en el cuento el "Peatón" de Ray Bradbury, aquel aventurero que decide un día, en un futuro muy lejano, salir a caminar por las calles de su ciudad, pero es apresado y encerrado en un psiquiátrico, porque nadie puede entender como hizo, lo que nunca nadie quiso hacer en esa ciudad, dejar de mirar  monitores y sus envolventes luces y salir al mundo real.
Lo natural ya reclama por atención.
Para concluir, si los jóvenes de hoy tienen más interés o participaciones sociales digo; en la actualidad los jóvenes de nuestra sociedad, participan virtualmente de las preocupaciones sociales, no obstante permanecen inertes, inactivos, estáticos ante los cambios y las necesidades del mundo natural.

domingo, 25 de mayo de 2014

Subir al escenario ante la mirada de las Medusas



Es fácil, mirar desde abajo del escenario y tomar la decisión del abucheo o el aplauso. Esperar tranquilos que sean otros los artistas, para ensayar juicios inútiles. O caer derrotados ante la queja y la falta de confianza. Cualquiera puede ser espectador, cualquiera puede quedarse a una orilla del escenario, toda la vida, observando y quejándose de los otros.

Eso sí que no cuesta, sólo tengo que tomar el mate y rezongar del mundo que se cae frente a mis narices; y quedarme mirando la trágica obra consumarse.
El mundo está lleno de esos trajes humanos, de esa gente maliciosa, que nunca podría tomar el protagonismo ni de su propia vida.
No hay maldad más ligera que la indiferencia, el letargo, el desinterés por las necesidades sociales, y peor aún, la crítica destructiva. Dedicar el esfuerzo de dilapidar el error sobre el escenario.
Por la gente empecinada en encontrar y resaltar a los cuatro vientos los errores de sus colegas, conciudadanos, compatriotas, por esas personas que viven pendientes de los defectos ajenos para pregonarlos, por los que sienten el temor de ser menos y aprecian una vana competencia humana sin fin, sin rumbo. Por ellos, muchos temen subir al escenario: se quedan petrificados por los ojos de estas medusas.
Llamo medusas, no a los sabios, que son protagonistas sociales, generando críticas que construyen humanidad; sino a los inertes, que suenan como ecos, como clones de ideas vacías, a quienes les resulta más cómodo mirar que actuar. 
Yo apuesto por los otros. Por esos que tiene el valor hacerse cargo, a pesar de lo que digan. Por los que hablan poco y hacen mucho, por los que salen al mundo arremangados a luchar por su patria y su pueblo: por los que organizan ferias, peñas o rifas en beneficio de algún enfermo, por la cantidad de gente que puso su vida al servicio del otro. Por ellos, que son héroes y no medusas, es que escribo este texto, para alentarlos a seguir siendo pioneros del destino, no testigos mudos.
Juego mi carta por aquellos, “los únicos” los que tienen el coraje de desafiar los miedos, los prejuicios sociales, los inconvenientes del tiempo y la cultura, asumiendo la carga y el rumbo, levantando banderas y arrastrando cruces. Esos que alentados por la voz de su corazón salen a la cancha aunque esté todo perdido, como dicen las medusas, y presentan hasta la última gota de sangre en batalla.
De esos seres nadie se olvida, dejan huellas imborrables, trazan caminos que trascienden en el tiempo.
Necesitamos de ellos; protagonistas, héroes, próceres, obreros.
A mis estudiantes les digo. Es fácil quedarse abajo del escenario, mirando como otros bailan, como otros recitan, como otros actúan, mientras, nos reímos, nos burlamos. Eso lo puede hacer cualquiera. Lo que no puede hacer cualquiera, es subir al escenario de los problemas y hacerse cargo, a pesar de todo. Esos son seres extraordinarios, especiales, únicos, dispuestos a triunfar.
La gente que se prepara para el éxito, no se queda ahí. El facilismo le repele.
Es una total amoralidad, no hacer nada por mejorar un problema y criticar al que hace los intentos de solucionarlos. Si no haces, ni el intento, ten al menos la dignidad de callar.
¿Dónde te sientes más cómodo? Sal de tu comodidad, porque el que se queda ahí vive para siempre la monotonía de hacer siempre lo mismo.

Ante  la pobreza, ante la miseria cultural, ante la negligencia política, ante la inoperancia, ante el avance de la droga, ante el alcoholismo y tabaquismo, ante la violencia escolar, ante el maltrato de género, ante el suicidio, ante la falta de fe, ante la corrupción…Tú, ¿qué eres?, ¿Héroe o Medusa?

miércoles, 21 de mayo de 2014

El Alma Negra.



Negro es un término que tiene una connotación siempre especial. Con ello quiero decir que muchos lo usan para representar el mal. Les pregunté a mis estudiantes por qué negro tiene que ser todo lo despreciable. Ellos me dijeron, que negro históricamente siempre representó el mal, por la oscuridad, por la noche.

Ellos podían con mucha facilidad explicarme sobre la discriminación racial, las vejaciones humanas cometidas en la esclavitud hacia los africanos o africanos descendientes, de hecho confesaron sentir un gran aprecio por ellos, una sobrevaloración.
Hasta aquí, todo bárbaro, su sentido moral establecía juicios coherentes sobre la segregación.
Entonces avancé y les pregunté como era eso de los “negros” y los “chetos”; ellos me caracterizaron a los negros. Es algo así. Son aquellos que usan gorra, escuchan cierto tipo de música, son groseros, violentos, toman vino en “cajita” etc. Cualidades heredadas de las grandes desigualdades económicas.
Me hice el desentendido, y les pregunté cómo era posible porque yo no conocía en mi pueblo extremos raciales; fue allí donde me dijeron, que estos, eran “Negros de Alma”, “Negros de pensamiento”. Les solicité que me explicasen.
Les pregunté, ¿Qué color tiene su alma?, se quedaron mudos. Les pregunté si ellos creían que su alma era blanca. No supieron contestarme. También les pregunté cual era la diferencia, entre aquella discremación racial y esta discriminación de alma.
Les di como tarea para la casa que trajesen una foto con el color del alma. Y les dije que recién entonces, podrían sentirse diferentes a ellos. Se quedaron pensando.
Sentirse diferente no es el problema; el salvajismo de la discriminación reside, en buscar excusas, falsos motivos para creerse superiores a otros.
Unos tienen, el alma limpia y los otros el alma oscura, como dos grandes e históricas antagonías.
De todas las absurdas antagonías inventadas por el ser humano, ésta es una de las peores. Creer que alguien que elije entre las escasas opciones, una forma de vida, tiene el alma negra. Y por ello, como lo he escuchado muchas veces, se merecen no vivir, o estar encerrados entre paredones, o enviarlos a una isla.
Una vez alguien muy sabio, de esas personas que se hacen sabias por ser incapaces de practicar la maldad, unos de esos sabios silenciosos: un estudiante con retraso madurativo y leve autismo, me dijo: “Los delincuentes son las bestias que las víctimas crean”

Me quedé mucho tiempo pensando en esto. Se refería a las desigualdades planteadas por los mismos seres humanos. Esas irresponsabilidades sociales que vuelven en forma de violencia, de delincuencia contra uno.
Piensen esto: de todos los empresarios asaltados, ¿cuántos, destinan parte de sus fortunas a la caridad social? ¿cuál es el porcentaje de empresarios o adinerados que destina una ración de su exultante dinero para ayudar al que vive en la villa miseria vecina?
Muchos dirán, “están en su derecho”. ¿Es un derecho que las riquezas naturales explotadas por unos pocos se distribuyan entre todos los seres vivos? “Son libres de hacer lo que quieran con su dinero”; me parece que esas libertades se están acabando. Las están acabando los pueblos que sufren las miserias.
Ya no pasa sólo por una cuestión ética de las economías, sino por una respuesta obligatoria, para conseguir la paz entre las partes socioeconómicas que se encuentran en extremos opuestos.




miércoles, 29 de enero de 2014

Ana y las Olas, Mario Méndez


Reseña: Novela histórica juvenil con una romántica y conmovedora historia de amor entre Lucio y Anita, quienes reencarnan el amor de un antepasado remoto.
Anita, es llevada por su padre a Brasil para festejar sus quince años. Allí vivirá una mágica aventura. Su padre, historiador, se encuentra trabajando en una tesis sobre la vida de "Anita Garibaldi,  la heroína de los dos mundos" y vivirá junto a su hija, la verdadera historia, aquella ocultada por los historiadores anteriores.
Publicado: 2010
Editorial: Tinta Fresca
Autor: Mario Méndez
Lectores Estipulados: Aunque puede ser apreciada por cualquiera, está destinada a Jóvenes o Adolescentes.
Número Aproximado de páginas: 123 pág.
Temas Nucleares: El Amor que trasciende el tiempo. El desamor.
Temas Periféricos: Anita Garibaldi y sus impulsos de Amor. La honestidad. La muerte.
Contraportada: Ana cumple quince años y, para celebrarlo, su papá la lleva de viaje a Laguna, en Brasil, donde él planea continuar con su investigación sobre el revolucionario Giuseppe Garibaldi y su bella esposa, la valiente Anita, en los tiempos de las revoluciones por la independencia en América del Sur.
Pero el viaje les ofrece mucho más de lo que cada uno fue a buscar... Ana y las olas cuenta una historia que se bifurca: dos épocas, dos amores que trascienden el peligro, dos maneras de mirar el mundo, dos historias de lealtad y coraje... Entre ellos, el tiempo y las olas.

Valoración de la Obra:
Calificación: 6 (Seis) Buena
Comentario: Es una historia hábilmente narrada. Su veloz ritmo se debe a que es parco en las descripciones. El autor no establece de manera directa grandes reflexiones, ni hay erudición en sus planteos evaluativos. Otra debilidad de la obra es que toma como fuente histórica, hechos ocurridos en Brasil. No obstante tiene muchas virtudes: la forma en la que intercala el pasado con el presente, el ingenio para generar un amor renaciente. El trato sencillo de la prosa la hace aceptable para el lector joven. El romanticismo tiene su trato conmovedor.

  Reseña Literaria Título: Fahrenheit 451 Autor: Ray Bradbury Traductor: Marcial Souto Editorial: Penguin Random House Grupo Editori...